Autor: Christian Corredoira – Especialista en IA
CEO Digital Ideas / Director de Capatec
Hace unos meses, conversando con un amigo empresario en Panamá, me confesó su preocupación sobre la inteligencia artificial. “Nos va a dejar sin empleo”, me dijo con el ceño fruncido. Pero cuando le pregunté si usaba herramientas como ChatGPT para optimizar su negocio, su rostro cambió. “Bueno, sí… me ahorra un montón de tiempo”, admitió. Este es el dilema que muchos panameños están viviendo: ver la IA como una amenaza o una oportunidad.
La IA ya está en nuestras vidas, aunque a veces ni nos demos cuenta. Desde las recomendaciones en Netflix hasta los chatbots bancarios, la tecnología nos está facilitando tareas cotidianas. Y en el mundo laboral, esto no es diferente. Empresas de todos los sectores están implementando soluciones de IA para optimizar procesos, reducir errores y mejorar la productividad. Sin embargo, esto también implica cambios en los perfiles profesionales. No se trata de perder empleos, sino de evolucionar junto con la tecnología.
Hace poco conocí a un contador que, en lugar de temer a la IA, la adoptó como su aliada. En lugar de pasar horas revisando facturas manualmente, implementó herramientas de automatización y ahora se enfoca en asesorar mejor a sus clientes. “Antes apenas tenía tiempo para analizar estrategias financieras, ahora puedo hacerlo y aportar mucho más valor”, me dijo
con entusiasmo. Este es el tipo de mentalidad que debemos fomentar en nuestro país: aprender a convivir con la tecnología y usarla a nuestro favor.
En la educación también estamos viendo cambios enormes. Algunos colegios en Panamá están comenzando a utilizar plataformas de aprendizaje adaptativo que ajustan el contenido según el ritmo de cada estudiante. Esto significa que un niño con dificultades en matemáticas recibe ejercicios específicos para mejorar, mientras que otro más avanzado puede seguir adelante sin estancarse. La IA, bien aplicada, puede ser una herramienta poderosa para nivelar oportunidades.
El tema de la salud es otro ejemplo claro de cómo la IA está impactando nuestra calidad de vida. Conversé con un médico que me contó cómo un sistema de IA le ayudó a detectar un problema cardíaco en un paciente antes de que fuera demasiado tarde. “La IA no reemplaza a los doctores, pero nos ayuda a tomar mejores decisiones y salvar más vidas”, me dijo. Esto demuestra que la tecnología no está aquí para quitarnos el trabajo, sino para potenciarnos.
Por supuesto, también hay preocupaciones válidas. La automatización podría hacer obsoletos ciertos empleos si no se toman las medidas adecuadas. Pero esto no es algo nuevo. Hace décadas, cuando llegaron las computadoras, muchos pensaron que desaparecerían miles de puestos de trabajo. En cambio, surgieron nuevas oportunidades y profesiones que antes ni existían. Lo mismo está ocurriendo con la IA.
Para que Panamá aproveche al máximo esta revolución, es fundamental que se promueva una estrategia clara. Necesitamos educar a la fuerza laboral en habilidades digitales, fomentar la innovación en las empresas y establecer marcos éticos para el uso responsable de la IA. Esto no es solo tarea del gobierno, sino de todos: empresas, universidades y ciudadanos.
En este momento crucial, necesitamos líderes con visión de futuro. La tecnología por sí sola no define el destino de un país, sino la manera en que la adoptamos. Si nos enfocamos en el miedo, nos quedaremos atrás. Pero si vemos la IA como una aliada, Panamá podrá convertirse en un referente en la región. La decisión es nuestra.